LOS HEREJES
Dibujo de Sr Jean-Pierre Petit Sólo los herejes hacen progresar la ciencia al contrario de los inquisidores y los ortodoxos petrificados en sus dogmas.Todos los grandes descubrimientos, las revoluciones científicas proceden de los herejes. Una de las mayores cualidades de esos hombres y esas mujeres, brillantes y valientes, es indudablemente su gran independencia de espíritu, en comparación con sus contemporáneos, que les permite poner en duda el dogma oficial y elaborar unas teorías más conformes con las nuevas observaciones. En vez de decir "no comprendo, por lo tanto es imposible", cuando las teorías vigentes se muestran incapaces de explicar los hechos, se buscan una nueva teoría. Los herejes tienen otro punto común, son intimamente convencidos, contra viento y marea, de acercarse un poco más a la verdad. Mientras que, los ortodoxos, en vez de poner en duda las teorías establecidas, como mucho, intentan encajar los hechos en los dogmas con una interpretación personal. También se encomiendan a su dios azar, y en el futuro conseguirán sin falta una explicación que, por supuesto, entrará en el marco establecido actual ( ¡ duerman en paz estamos vigilando ! ) En el peor de los casos, asustados por unas implicaciones que les superan, ignoran, desacreditan, disimulan, sin siquiera molestarse en estudiarlos, todos los descubrimientos imposibles. Vamos a presentar algunos de ellos en este sitio. En los diferentes campos de la ciencia, los grandes adelantos siempre se hicieron en el dolor y los cismas. Y gracias al valor y al tesón de grandes descubridores en contra de la "masa científica" ( los no descubridores, algunos profesores y otros reacios al cambio… ) unas aberturas significativas fueron reconocidas al final, para imponerse a su vez como nuevo dogma. De vez en cuando, los científicos tendrían interés a volver a leer la historia de las ciencias para recordar que, en todas las épocas, muchas teorías improbables del ayer se convirtieron en verdades del mañana. Efectivamente, esos mismos que se jactan de fría objetividad, los campeones de la racionalidad, se convierten rápidamente en inquisidores radicales, y cuando se quedan cortos de argumentos, manejan el insulto y el menosprecio. En cuanto a los que se atreverían a interesarse por esos fenómenos extraños, dirán de ellos que han "perdido la brújula". Se hecha el anatema a los herejes, se les excomulga, a falta de quemarlos, se les castiga "universitariamente", se les niega dirigir doctorandos, recibir becas, trabajar en laboratorios y los comités de lectura de las grandes revistas científicas les amordazan al impedir sus publicaciones. Estas artimañas, opuestas a la ética científica, no son siempre el fruto de la falta de honradez, porque muchas veces lo que está en juego puede inhibir a los espíritus más brillantes, y una conclusión embarazosa puede falsear el estudio de un fenómeno ; además, "si uno se equivoca, parece tonto", entonces prudencia, incluso ignorancia…Uno tiene más apego a su fama que al respeto de la verdad. Resulta más fácil para los científicos ignorar las pruebas molestas y seguir en la línea establecida, en vez de construir un nuevo modelo basado en excepciones. La mayoría de los científicos prefiere ignorar los fenómenos que plantean problema. Sin embargo, ¿ no sería la verdadera vocación de los científicos, tributarios de una constante abertura de espíritu, enunciar hipótesis deducidas del estudio racional de los hechos ? con reservas mentales mínimas ( los que pretenderían no tenerlas son unos embusteros ). Cuando ellos no tienen ni idea del método de investigación de tales descubrimientos imposibles, niegan la evidencia de los hechos y rechazan unos campos de investigación novadores, sólo porque amenazan quebrantar sus sacrosantos dogmas.
Existen muchos más herejes …
Paul Karamerer, biólogo austriaco, en 1924 demostró con experimentos sobre las salamandras la herencia de los caracteres adquiridos. Acusado injustamente por sabios americanos de haber falsificado sus experimentos, fue "suicidado" por los nazis, porque su descubrimiento arruinaba el dogma de la inmutabilidad genética. Los sabios occidentales mantuvieron el dogma, negándose en rehabilitar a Kammerer.
Jules Tissot, profesor de fisiología general en el Museo de Historia natural, confirmó las tesis del precedente y dio las pruebas por fotografías de alta precisión de células vegetales y animales. Demostró que los organismos vivos, cuando se alteran, producen ellos mismos bacterias patógenas y virus. Fue víctima, al igual que Béchamp, de la conspiración del silencio mantenida por los partidarios de Pasteur.
Marcel Ferru, profesor de ciencias fundamentales, numerario de la cátedra de clínica médica infantil en la Escuela de Medicina en Poitiers, demostró la ineficacia y nocividad de la vacuna antituberculosa BCG. Luchó con energía pero sin éxito contra su obligación legal adoptada en 1958. ( Francia es el único país de Europa donde esta vacuna nociva sigue siendo obligatoria ). Edgard Nazare, Ingeniero de aeronáutica, inventó la "central aerotérmica" constituida de una torre con vórtice capaz de crear un ciclón artificial permanente y produciendo una energía gratuita y no contaminante dimanando directamente de la radiación solar. Nunca consiguió que se experimentara su invento "molesto" por la EDF y los poderes públicos partidarios de lo nuclear. Todos sus demás inventos quedaron igualmente ocultados. Marcel Macaire, doctor en ciencias, consiguió resolver las ecuaciones planteadas por Einstein, evidenció el autoconfinamiento de la energía ( que confirma la identidad de la materia con la energía ), explicó el orden del reparto de todos los cuerpos celestes y demostró que el efecto Doppler no se aplica al fotón y que, por consiguiente, el dogma de la expansión del universo es erróneo. Sus tesis todavía no han sido aceptadas por el mundo científico. René Jacquier, ingeniero químico, en 1947 elucidó, el proceso terapéutico del "viaje en avión" contra la tos ferina, lo que le permitió inventar un procedimiento catalítico de oxigenoterapia eficaz contra muchas enfermedades, particularmente cardiovasculares. Demostró también la eficacia de la oxigenación en tratamiento anticanceroso tanto preventivo como curativo. Su tesis nunca fue reconocida, ni siquiera examinada, por las Academias de ciencias y medicina. Antoine Priore, ingeniero en electrónica, construyó en 1950 una máquina iradiando campos eléctricos y electromagnéticos capaces de destruir los tumores y las células cancerosas. A pesar de las pruebas indiscutibles de su eficacia y del apoyo de profesores de la universidad de Burdeos así como de Jacques Chaban-Delmas, su aparato, con el cual curó en secreto a muchos enfermos, nunca fue aceptado por los cancerólogos parisinos. Jean Solomidès, doctor en medicina, licenciado en ciencias, diplomado de bacterología, investigador en el Instituto Pasteur durante ocho años, inventó los "fisiatrones sintéticos" destructores de las células cancerosas. Despedido del Instituto, abrió su propio laboratorio y curó a muchos cancerosos. El Colegio de médicos le persiguió por "ejercicio ilegal de la medicina" porque era médico de la Universidad ( y no de la Facultad ) y por consiguiente, a pesar de tener todas las competencias necesarias, no podía figurar en el colegio para ejercer.
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